domingo, 9 de noviembre de 2008

Todos en el fondo vivimos a partir de actos de fe, todos tenemos fe en que contaremos con un nuevo día de vida, todos por mas incrédulos que queramos parecer hacemos uso de la fe como supervivencia... pero el hombre creyente, al ser conciente de su fe, al mover su voluntad abandonándose en aquel por quien se siente amado y en quien se siente seguro, hace de su fe más que un mecanismo de supervivencia, y entonces, lejos de ser alienado por ella, se permite a si mismo hallarse libre de todo cuanto puede atarle... pues en la pobreza de su abandono, encuentra la plenitud del Todo dentro del cual no necesita nada... Si tal es la aventura de creer... entonces me considero creyente, quizás el más pequeño de todos... pero creyente.

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