viernes, 8 de enero de 2016

Naufrago

Hay barcos que zarpan con el norte claro y viajan sin altercado alguno llegando a su destino cargados de alegrías y nostalgias de miles de viajeros que ven en el partir el anhelo de mejores días o el sueño de un nuevo puerto que los reciba en el desbordante deseo de comerse el mundo... Hay barcos que en cambio a la mitad del viaje, se rompen por dentro y naufragan quedando a la deriva con las maletas cargadas de ilusiones ahora destrozadas y flotantes en el agua, sin rumbo alguno en la inmensidad de la nada …
vivo naufrago, en medio de esta soledad acompañada de estrellas que distan de ser mías y de compartir mi agonía,  me aferro a la estrecha tabla de mi vida, estrecha, inhóspita e incomprensible, pero lo único que tengo ahora… no hay casa, no hay lugar que sea mi lugar,  no hay a donde llegar y sentirte parte de allí, anhelo el refugio de los días pasados, aunque tal vez nunca he tenido uno, pero en medio de la intemperie siento que lo tuve y ahora no, me lo dice su falsa ausencia, pues no puede haber ausencia en lo que nunca se ha tenido…  tengo hambre, pero deseo más que un plato de comida la calidez de un abrazo o la fugaz compañía de un alguien dispuesto a escuchar, a dejar que desholline en prosa directa a sus oídos mi alma colmada de pequeños sinsabores…
no está mal andar errante por el ancho mar, solo me dan náuseas mis arrebatados sentimientos, como si quisiera pelear con el mundo, como si buscara razones para amargarme la vida, quizás solo quisiera la sencilla pregunta por lo que me pasa, a ver si al encontrarla brotara la respuesta que anhelo y desconozco… no hay a donde ir, no hay brújula,  pensé que estar así sería maravilloso,  peleo con la vida y el que me exija raíces y ahora las anhelo, nada peor que una hoja deambulando por ahí a merced del viento, soy eso, un naufrago a merced de las olas, a merced de esta maraña de sentimientos inconstantes e incomprensibles, engañosos sentimientos que me nublan y me hacen actuar de formas tan estúpidas… no he empezado a hablar solo, aun tengo estas líneas, poco o mucho pero mías, que evitan que pierda la cordura, aun el papel me aguanta sin quejarse, es silencioso, pero sirve de espejo a mi alma que busca respuestas,  quizás en estas líneas las encuentre,  camufladas detrás de las figuras, las mismas que esconden lo escueto de estas pataletas…
 hay barcos que surcan el mar como si de una autopista libre se tratara, no es el caso del mío, lo he destruido con preguntas tal vez innecesarias, a la larga es mejor vivir sin pensar tantas pendejadas, basta con dormir, comer y beber un buen vino, la vida quizás es más fácil de lo que pretendo hacerla… a lo mejor mi barco aun sigue cruzando la infinidad de este mar, quizás solo es una ilusión mi naufragio,  pero esta noche estoy solo,  aferrado a la tabla de mi vida, en una noche que se hace inmensa, fría e infinita

jueves, 19 de noviembre de 2015

A la soledad...

Hay días en los que al encontrarle sonrío, me alegra verle, puedo decir que le disfruto; ese saberme ausente de todo y de todos, ese estar a solas en sus brazos, diría sin temor a equivocarme que se vuelve usted la musa de todo arte, de la bohemia, de la pintura y de estas líneas que fluyen mejor al estar así, a su lado… siempre he admirado la sutil independencia que le provee a mi alma, aunque he de confesar que en ocasiones su llegada no resulta tan grata, hay días en los que quisiera que usted no fuese la única que me escucha, la cambiaría sin dudarlo por alguien que se atreviera a oírme, no como al que se le informa, sino como al que de verdad le importa; no para obtener consejos píos o consuelos lastimeros, tampoco deseo encontrar la solución a mis problemas, bastaría un abrazo aquí y ahora, un todo va a estar bien, un estoy contigo… no la voy a culpar de esas ausencias, merecidas las tengo, he sido el ausente de vidas ahora distantes y si tal ha sido mi siembra no puedo pretender cosecha diferente, basta con que me permita decir que aunque merecido duele… 
Al final es usted mi única amiga, no hay pelea que me libre de su estar allí, oculta en las sonrisas por momentos cercanas, aguardando entre las sombras del bullicio a que toda presencia se esfume, cerca de mí, dentro a lo mejor, inseparable, ligada a mi… la conocí siendo muy niño, cuando entendí que podía encender mis temores, la abrace en llanto la primera vez que me sentí perdido, y la siento clavada desde siempre aquí, dentro del pecho… acaso ¿es usted la fuente de esta continua nostalgia, de esta fatal melancolía, de la tristeza súbita que me acompaña?... nada ni nadie llena su vacío, nada ni nadie puede darme la certeza de estar allí para siempre… solo estoy aquí en sus brazos,  solo vine al mundo y solo saldré de él, lo que pasa es que a veces quisiera que ese paréntesis llamado vida no la tuviese a usted adentro, pero es tarde, está aquí y lo peor es que se cierne sobre mí… Nunca he querido padecerla, creo que si he de convivir con usted como mi sombra quiero mirarla a los ojos, fijamente, la prefiero así, al menos enfrentarla me hace sentir que no me tiene entre sus manos, abrigo la esperanza de haberla elegido, aunque suene estúpido, total usted es quiéralo o no… 
Soledad, que ásperos resultan a veces sus brazos, tan poco acogedores que deambulo como si anduviera lejos de casa, hago y deshago mi morada cada día, no sé de donde soy, como desterrado sin patria, transito aquí y ahora, a su lado, a la intemperie de la vida, sin horizonte, sin lugar, pero a su lado… celebro en esta resignada compañía la posibilidad de verme cara a cara con la crudeza del ser, con el sinsentido del sentido, con mis temores y mis dudas; a su lado tengo dos caminos, sumirme en la depresión de sentirme abandonado en medio de la nada o ser fuerte y curtirme en las lides de enfrentarla y amarla, elijo lo segundo, no nací para llorarla, total no es usted la que me mata, ¿Qué otra cosa podría quitarme si no la vida?... soledad, perdone que le escriba, sé que poco le importa que lo haga, tampoco espero una respuesta, total el silencio es su más elocuente lenguaje y hasta eso le admiro, sin palabras la cabeza divaga menos… no se ni porque le escribo está noche,  a lo mejor es mi manera de decirle… bienvenida... 

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Coloquio de media noche

Me alegra encontrarla, nunca es seguro el verla, pero hemos podido coincidir una vez más, aquí y ahora… he de decirle que me siento cansado, cansado de sus absurdas utopías, de engañarme haciéndome creer que es perfecta, ahora que la miro bien descubro que no, no es la fantasía que estúpidamente anhelaba, es más, ya no sé si amarla o despreciarla, tan aturdido está mi corazón que apenas late, hay noches en las que quisiera dormir para siempre y escapar de sus brazos, no volverla a ver nunca, poner el punto final a este amarla y desear ser feliz a su lado, para no verme más envuelto en llanto y en la fatal melancolía que se roba el aire en suspiros que carcomen el escaso tiempo que me da…
He de decir que a su lado no todo ha sido malo, estos años me han llenado de alegrías y de personas que de no ser por usted jamás habría conocido, he reído, he llorado, he soñado, he alcanzado, he atrapado y he soltado, me he llenado de esperanza y de mortal escepticismo, he bailado y he jugado, he perdido y he ganado, usted ha sido mía y yo suyo, la amo aún a pesar de todo…
sin embargo jamás pedí ser traído a sus brazos, de la nada me llevó usted hacia ellos, y en la nada me abandonará un día, conozco el final, y a pesar de ello es imposible dejar de estar aquí, así, tan suyo y tan ajeno…
Lo más difícil de esta relación ha sido el tratar de comprenderla, usted me desborda, me encierra en el sinsentido de no entender que objeto tiene que este allí; me cansa la fatal ausencia de certezas, preferiría idilios más cortos pero llenos de eso que a esto le falta, la oportunidad de aferrarme, de pisar firme no tan en el aire…
A su lado a veces llega la monotonía, esa fatal rutina en la que usted acostumbra a transitar, no quisiera eso para mí, pero parece que es imposible escapar… sufro al verla partir del lado de la gente que tenemos en común, pero no le temo a que se vaya de mi lado, temo más la manera en que la voy a perder, quisiera que se fuera en medio de un beso lleno de ternura, que me abandone suavemente y preferiría cerrar allí los ojos y dejarla ir, así, sin rencores ni deudas pendientes…
Desearía amarla en una mayor simpleza, preguntarme menos por el sentido de sus pasos y de los míos, creer que vale la pena y que aunque usted no sea eterna para mí, cada instante, cada fugaz presente, es posible ser feliz a su lado… me pregunta que por qué no lo hago, quizás porque no soy esa clase de persona, soy el tipo que se complica buscándole sentido, preguntando porqués, deseando encontrar las respuestas siempre ausentes…
Tanto tiempo juntos y aún me pregunto quién es usted… ¿llegará el día en el que me muestre su verdadero rostro? ¿comprenderé por fin que era lo que pretendía con todos estos actos e intermedios de una obra a veces incoherente, a veces aburrida, a veces emocionante, a veces frustrante, a veces fascinante?… no me mire así, no me haga creer que vale la pena, no quiero que se atreva a encenderme la esperanza, déjeme así, para que desandar los pasos que me han traído hasta aquí, tantas otras veces lo ha logrado y a la larga siempre vuelvo al mismo punto, incluso un poco más hondo de lo que fueron las veces anteriores…
Al menos dígame algo, responda, no se quede callada, es tan frustrante cuando no me habla o cuando quizás sordo no le escucho; no me abandone en esta discusión, no me haga sentir que le hablo a las paredes, no lo haga, por favor, dígame algo, lo que sea, al menos ríase de mi pero no se quede impávida, por favor, se lo suplico…
El tiempo no se ha detenido y aun no dice nada, quizás sea yo el idiota, idiota por esperar que me dejara comprenderla, idiota por pretender que usted, la vida, se hiciera comprensible para mí.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

HE MUERTO...


He muerto, atrás ha quedado mi pasado en la promesa de mejores días, he muerto, auguraban un futuro lleno de horizontes, la admiración hacía sonar sus notas para mis pasos llenos de entusiasmo y gallardía, creí que el mundo sería mío, pero he muerto… no soy ni la sombra de los augurios pasados, soy solo vida que se consume, que fenece, que se gasta, y así he muerto… 


¿acaso alguien puede volver a la vida los años pasados, las ilusiones rotas? He muerto, confieso que esto que soy no es más que un desconocido transfigurado por el sinsentido, he muerto, muerto al ayer, muerto al mañana, porque ni en uno ni en otro hay vida… he muerto e impávido contemplo el sinsabor de las viejas pasiones, la melancolía de las ilusiones rotas aún regadas por el suelo , la nostalgia de los viejos amores, la tristeza de no ser lo que soñé que sería, he muerto… 


confieso que aún deambulo por las calles como carne inerte , que respiro aun cuando hacerlo no sea garantía de saberme vivo, pero he muerto… no tengo el pulso de pasadas vibraciones, la temperatura de los sueños de antaño ha bajado a cero, he muerto en el infarto fulminante de no comprender el para que de esta existencia finita… he muerto apaleado en el abrazo de la hipocresía, he muerto en la lengua venenosa de ociosos devoradores de hombres a los que llaman hermanos, he muerto en la daga de los que más se aman y que hieren con crueldad, he muerto en su insaciable pedir y en su escaso dar… 


he muerto y no lucho por la vida, acaso no hay otro deseo en mi más que el de sucumbir aferrado a la dulzura de la muerte… dormir para siempre y descansar en el regazo del no ser ya que el ser se ciñe cruel a la espalda, reclamando sentido a los pechos de la vida que yacen secos… he muerto, y mi tumba es el saberme aquí perdido, que fría es la soledad cuando se agotan las respuestas, no quiero más velorio que el del silencio de la nada, total todos son buenos contigo en la sala de una funeraria, para que las flores, los llantos y las palabras bonitas, nadie lo siente, acaso unos cuantos contados con los dedos de la mano padecerán mi ausencia, los demás son los demás y no los culpo por ello, esa es la vida, así somos, incluso yo que he muerto… 


he muerto y no sé si volver a vivir esta vida o recoger mi tienda y partir en busca de otras vidas, menos distantes, más de mí y menos de nadie… he muerto y me pregunto si es mejor dormir y esperar así la muerte que ha prometido alcanzarme, o si debería correr como si con ello consiguiera escaparme, a la larga el final es el mismo, y la existencia se parece a un absurdo paréntesis en medio de la nada. 

sábado, 17 de octubre de 2015

No quiero...


No quiero que la vida se me escape en la esperanza de mejores días… no quiero que la muerte me encuentre aferrado a ilusiones vanas, a gastadas utopías… no quiero la promesa de ser feliz, prefiero aunque sea corta, la dicha de serlo, aquí y ahora… no quiero perderme sin haberme encontrado, acaso no saberme es ya vivir perdido y ya basta con buscarme aún sin saber lo que busco… no quiero arrepentirme de lo que fue o de lo que pudo ser, me basta con decir que he vivido y con el sabor a revancha que deja el haberlo hecho, pues al final aunque la muerte todo alcance y todo queme, nada ni nadie nos quita la certeza de lo que hicimos en este breve suspiro que es la vida … 


no quiero permitirle a nadie el derecho de opinar sobre lo que sólo a mí me atañe, que cada quien cuide su parcela como a bien lo tenga, no pretendo enseñarle a nadie como matar sus pulgas y espero lo mismo de parte de las matronas de inquilinato disfrazadas en rostros amables que carcomen con su lengua a las espaldas, como vampiros de la vida ajena… no quiero tolerar por un instante más, por pequeño que sea, al hijueputa que se cree con derecho para opinar sobre tu vida, las cuentas se las dejo a Dios, yo he de vivir lo que nadie vivirá por mí y lo que deje de hacer nadie lo hará por mí; acaso al final quién me prestará sus años o me compartirá lo andado, quién se quedará para hundirse en el polvo a mi lado, quién hará detener su corazón a la par con el mío, quién dejará de ser para que yo sea… 


no quiero vivir muriendo, o peor aún andar muerto en vida, deambulando en el sinsentido de la tortuosa melancolía, del anhelo irrealizable, de la mentira constante, de la cara de payaso con una sonrisa fingida; no quiero ser función para nadie, vine a hacer lo que me corresponde y no es otra cosa que la primordial responsabilidad conmigo mismo: ser Feliz; no estimo que haya siquiera otra tarea más noble y urgente que la del hombre consigo mismo para que a pesar de la tortuosa interferencia sea capaz de permitirse ser feliz, de respirar el aire que anhela, de llegar a los lugares que en su corazón desea, de saberse un idiota soñador , pero feliz… 


no quiero que la vida se vaya, y no puedo hacer que la vida se quede, es mala amante la vida, ella es eterna y deambula en los brazos de millares de amantes, llenando sus pulmones con bocanadas de aire, convenciéndoles que el mundo se puede tomar con las manos… el idilio dura lo que dura un beso y al final abandona en la sequedad de los huesos tornados a polvo, ella es eterna, ella, no el idiota que respira y escribe… vivir es un sueño, un letargo no inducido, no quiero despertar y sin embargo tal vez morir sea dormir de una vez y para siempre.  

martes, 6 de octubre de 2015

el sinsentido del sentido


¿Cuál es el sentido de la vida? Y no lo digo como rezago de las clases de filosofía, lo digo como el hombre que se interpela ante la realidad que lo circunda… no hay sentido, no existe, al menos objetivamente, tal falacia… el sentido se construye, es una opción personal… habrá quien lo encuentre en otros, la familia, los amigos, acaso alguno lo fundará en un proyecto al cual entregarle la vida, un trabajo, o quizás la fe, Dios… sea cual sea el fundamento de tal sentido, basta con saber que calma la angustia de existir… este no saber… el sinsentido de una finitud anhelante… como un ir herido por ahí, desangrándose hasta la muerte, hasta el silencio de todas las preguntas y el final de todos los afanes…

Más que sucede cuando aquello que funda la existencia pierde la capacidad de integrar la vida… que pasa cuando te descubres solo, en medio de la nada de la entrega, de las promesas no cumplidas y de las falsas ilusiones… la utopía no es refugio, es anhelo que cobra al soñador la estupidez de esperar… no es lo que pensaba, ha ocurrido una ruptura… ruptura acentuada por el tiempo, mortal tiempo que se escapa como agua entre los dedos, imparable, tiempo que se hace conciencia y te pregunta ¿Dónde estás? ¿Para qué? ¿Ha valido la pena? Se va la vida ¿y tú?

Puede sonar egoísta pero no veo de qué manera distinta a la del yo se puede abordar el vértigo de vivir… se nace solo, se vive en medio de tantos pero íntimamente solo, y se muere solo… entonces no sería inapropiado pensar en sí mismo más que en otra cosa y revaluar los caminos trazados, volver a elegir, optar para sentirse vivo, para saber que aún queda el chance de ser dueño de la nada que se es, del suspiro de existencia que llevamos dentro y que se escapa, así, sin que se pueda controlar…

La vida no es la que soñé, no lo digo con aire resignado, aunque si en medio del duelo de no tener aquello que se esperaba, un día pensaba que el amor movía el mundo, pero no solo el amor, los odios, las envidias, los egoísmos, los pecados mayores y menores, todos posibilitan la sinergia de la vida… nadie me ha engañado, he sido yo el iluso, seguramente quise serlo, amparado en las fuerzas de la juventud que me convencían de la posibilidad de cambiar el mundo… ahora no quiero cambiar el mundo, no quiero cambiar nada, quiero reencontrarme y saber quién soy aquí y ahora, derrumbarlo todo y reconstruirlo sobre las cenizas de certezas reales, aquellas que aun subsisten en medio de la tendencia al caos…

Pero que no se engañe el lector de estas breves letras, no piense en el autor de estas líneas como un pobre hombre arrinconado en la nada, tampoco vaticine sobre el final de los caminos que me han traído hasta aquí, y mucho menos se atreva a rasgar sus vestiduras con la sola idea de ver caer una figura emblemática de fe… muy por el contrario celebro este estado en ocasiones nauseabundo, celebro abrir los ojos a la existencia tal cual es, con negros, blancos e infinidad de grises, celebro la posibilidad de dudar y la de elegir nuevamente o volver a elegir, celebro renovar lo que vale y alejarme de lo que ya no tiene sentido, no anhelo la quietud de una vida impávida, aunque duela estar al borde de un existencialismo para dummies, prefiero la vida así, acaso soy en gran parte hecho de nostalgia y un poco de la bohemia de siempre querer partir…


Tal vez esto se resume en lo inevitable de crecer, no soy el que fui, y el que soy, habiendo alcanzado lo que en otro momento servía de horizonte, reclama hoy desde lo nuevo que soy, volver a ser, desde la tensión de un nuevo a donde llegar… ¿A dónde voy? Ahora no lo sé, solo se lo que no quiero ser y donde no quiero estar, llegará una noche el eureka de mi vida y entonces valdrá la pena volar, sea el momento que sea, volar para sentirse vivo, por nuevos o por viejos caminos, no importa, solo volar como dueño de la vida que se vive… el mundo en ocasiones es una mierda pero se puede estar por encima de ello.

sábado, 28 de febrero de 2015

SOLEDAD



Soledad, antigua compañera de mis días, callada en medio del murmullo de mis tenues compañías, pero siempre presente, jamás ausente; te saludo vieja amiga, mal haría en no llamarte así, no quisiera un enemigo que como tú me aguardase a cada paso, como mi sombra… te has llevado tantas cosas, o tal vez no es lo que quitas sino tu segura presencia cuando todo se ha ido; no te culpo de la tristeza con que a veces llegas, soy yo que no se acostumbra al aire del vacío, total la vida es anhelo y no importa que se tenga, siempre hará falta… Maldigo tu amor enfermizo que me abraza, como el único consuelo disponible cuando todos se han ido, cuando te encuentro en medio de mis ganas de partir y del sin sentido de mis creadas tormentas… bendigo el silencio de tus abrazos, aquellos en los que descifro con calma la quietud de una remota paz cuando el ruido se silencia… soledad, quizás lo más duro de saberte cierta, sea ese profundo acento que pones sobre mi… obligándome a encontrarme, a pensarme, a cuestionarme… a la larga no sé si eres o soy yo quien te ha puesto un nombre, pero en realidad no existes, no sos más que la resta de mis presuntas adiciones y el dolor que me causa verme así, tan herido y tan vacío.