lunes, 1 de noviembre de 2010

amar en tu amarme...

Qué te mueve mi Dios para quererme, qué te mueve; si mi amor por ti es tan frágil que es incapaz de darte algo por lo que valga la pena esperar junto a mi; qué te mueve, no lo sé, y sin embargo sé que si faltara tu amor me faltaría todo y me duele no amarte como debería amarte; sólo soy un esclavo que aún no sabe ser libre en el amor que le das, y aún así se siente profundamente amado por ti, ¿Por qué me amas Dios mío? No lo sé, jamás entenderé como es que no te cansas de estar en pos de mí, pero no podría vivir si decidieras un día ya no estar más así, amándome a pesar de mi odiosa frialdad para contigo.


He dicho tantas veces que te amo, pero no es así Dios mío, mi amor es un remedo de amar, y no puedo atribuirme el amarte, jamás podré amarte con un poco de la fuerza con que tú me amas a mí; comprendo entonces que sólo puedo aspirar a amarte en el amor con el que me amas tu a mí, porque sólo tu amor es veraz, y el mío no es más que palabras si se queda sólo en mí, porque ¿Qué otra cosa es auténtica si no tu amor? ¿Y cómo puede ser mi amor si no es en la autenticidad del tuyo?  Por eso, aunque nunca podré amarte, te pido aprender a amarte en el amor que tienes tú por mí.