martes, 15 de febrero de 2011

Divagando un poco


Vida, instante efímero de mi existencia, que es en cuanto soy y cuando no soy ya no importa… vida, enigma que taladra mi cabeza, que me empuja, que se impone, vida… eres acaso sólo sombra, quizás una mortal quimera que mantiene entretenida mi conciencia, en el anhelar propio de estar inmerso en ti, en las sombras diáfanas de este mi estar en medio de todo, en medio de nada… vida, qué eres tú en realidad, si teniéndote me sobrepasas y corriendo tras de ti te escapas, dejando sólo visos de memoria…


Muerte, meta última de mi existencia, marca que llevo a la espalda desde aquel día en que mis ojos vieron la luz de este mundo… muerte, pintada de llanto, de la nostalgia de las eternas y definitivas partidas en las que abrazas la vida de los hombres, arrancándolos de los lazos más fuertes, que entonces tu reduces a la nada… muerte eterno problema imaginario, porque se te teme en la lejanía, pero en realidad solo eres muerte una vez se aleja el ser, entonces no eres nada y lo eres todo… acertada imagen la de la hoz que te acompaña, porque asi cortas la trama del suspiro que somos, nada y todo…

Vida, eres más que mis palabras y que todo lo vivido, eres anhelo profundo, grito que no se acalla en las entrañas, ni siquiera a la sombra de oscuros sin sabores… vida, ¿Qué acaso no eres más de lo que veo en ti? Porque si en realidad eres tan bella y perfecta, entonces no podrías ser así de finita, así de frágil y tierna, condenada a fugaces esperanzas sin horizonte alguno, al sinsentido del no tener más sentido que el aquí y el ahora…

Muerte, misteriosa y silenciosa, pareces respirar en nuestra nuca. Y ¿si no fueras dueña de la macabra imagen que te ha sido dada? ¿Si en realidad eres puerta que se abre y no trama que se corta? Tendrían sentido las palabras del hombre que se atrevió a llamarte hermana… muerte, como niebla cierras la vista a aquel que pretende atraparte entre sus brazos y su sapiencia, y sigues allí como si nada… en realidad te admiro, admiro tu justicia, la manera como reduces a polvo todas las vanas glorias humanas, igualas las vidas por largas o cortas, prosperas o desdichadas, sólo polvo…

Vida, quizás sea en ti la muerte un estado pasajero para tornar hacia ti, tal vez me atraes a las sombras de un aparente final para llevarme a la plenitud de un más allá, construido en este más acá, pero qué digo con esto de más allá y más acá, cuando quizás seas una única existencia, atravesada por la metamorfosis de las tumbas…


Esperanza, ¿Qué haces aquí? Vida y muerte nada tienen que ver contigo; o quizás soy yo quien me equivoco, no lo se, estoy perdido pero contento y tranquilo… si eres vida el agua que se escapa entre mis dedos, entonces voy a beberte toda, a saciarme en ti de la alegría de tenerte, en este único suspiro que es el todo de mi aliento… muerte, si acechas cada uno de mis pasos para devorarme en tus brazos, no viviré pensando en ti, esperare a que llegado el momento, pueda mirarte a los ojos, sonreírte y entregarme a ti, no tiene caso angustiarme por lo que no depende de mi… Fe, te olvidaba, como hacerlo si eres parte de mi, fe, esperaremos juntos, porque muerte y vida forman parte de un Todo, en quien tu y yo hemos puesto nuestros ojos, y en cuya presencia anhelamos estar, más de lo que anhelamos vivir… estar en los brazos de lo eterno, aquí y ahora… sumergirse en el amor que nos sostiene, allá y entonces…