miércoles, 11 de noviembre de 2015

Coloquio de media noche

Me alegra encontrarla, nunca es seguro el verla, pero hemos podido coincidir una vez más, aquí y ahora… he de decirle que me siento cansado, cansado de sus absurdas utopías, de engañarme haciéndome creer que es perfecta, ahora que la miro bien descubro que no, no es la fantasía que estúpidamente anhelaba, es más, ya no sé si amarla o despreciarla, tan aturdido está mi corazón que apenas late, hay noches en las que quisiera dormir para siempre y escapar de sus brazos, no volverla a ver nunca, poner el punto final a este amarla y desear ser feliz a su lado, para no verme más envuelto en llanto y en la fatal melancolía que se roba el aire en suspiros que carcomen el escaso tiempo que me da…
He de decir que a su lado no todo ha sido malo, estos años me han llenado de alegrías y de personas que de no ser por usted jamás habría conocido, he reído, he llorado, he soñado, he alcanzado, he atrapado y he soltado, me he llenado de esperanza y de mortal escepticismo, he bailado y he jugado, he perdido y he ganado, usted ha sido mía y yo suyo, la amo aún a pesar de todo…
sin embargo jamás pedí ser traído a sus brazos, de la nada me llevó usted hacia ellos, y en la nada me abandonará un día, conozco el final, y a pesar de ello es imposible dejar de estar aquí, así, tan suyo y tan ajeno…
Lo más difícil de esta relación ha sido el tratar de comprenderla, usted me desborda, me encierra en el sinsentido de no entender que objeto tiene que este allí; me cansa la fatal ausencia de certezas, preferiría idilios más cortos pero llenos de eso que a esto le falta, la oportunidad de aferrarme, de pisar firme no tan en el aire…
A su lado a veces llega la monotonía, esa fatal rutina en la que usted acostumbra a transitar, no quisiera eso para mí, pero parece que es imposible escapar… sufro al verla partir del lado de la gente que tenemos en común, pero no le temo a que se vaya de mi lado, temo más la manera en que la voy a perder, quisiera que se fuera en medio de un beso lleno de ternura, que me abandone suavemente y preferiría cerrar allí los ojos y dejarla ir, así, sin rencores ni deudas pendientes…
Desearía amarla en una mayor simpleza, preguntarme menos por el sentido de sus pasos y de los míos, creer que vale la pena y que aunque usted no sea eterna para mí, cada instante, cada fugaz presente, es posible ser feliz a su lado… me pregunta que por qué no lo hago, quizás porque no soy esa clase de persona, soy el tipo que se complica buscándole sentido, preguntando porqués, deseando encontrar las respuestas siempre ausentes…
Tanto tiempo juntos y aún me pregunto quién es usted… ¿llegará el día en el que me muestre su verdadero rostro? ¿comprenderé por fin que era lo que pretendía con todos estos actos e intermedios de una obra a veces incoherente, a veces aburrida, a veces emocionante, a veces frustrante, a veces fascinante?… no me mire así, no me haga creer que vale la pena, no quiero que se atreva a encenderme la esperanza, déjeme así, para que desandar los pasos que me han traído hasta aquí, tantas otras veces lo ha logrado y a la larga siempre vuelvo al mismo punto, incluso un poco más hondo de lo que fueron las veces anteriores…
Al menos dígame algo, responda, no se quede callada, es tan frustrante cuando no me habla o cuando quizás sordo no le escucho; no me abandone en esta discusión, no me haga sentir que le hablo a las paredes, no lo haga, por favor, dígame algo, lo que sea, al menos ríase de mi pero no se quede impávida, por favor, se lo suplico…
El tiempo no se ha detenido y aun no dice nada, quizás sea yo el idiota, idiota por esperar que me dejara comprenderla, idiota por pretender que usted, la vida, se hiciera comprensible para mí.

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