domingo, 9 de noviembre de 2008

Mi Dios y mi todo, decía san Francisco, mi Dios y mi Todo… se dice tan fácil, tan rápido, pero es tan difícil… y sin embargo creo que esa es la única opción para el verdadero creyente, hacer de Dios su Todo… es ahí donde se encuentra la verdadera pobreza, aquella propia del hombre libre que es capaz de desprenderse de todo, y así sin tener nada lo tiene todo, pues su heredad es aquel sin el cual nada sería… mi Dios y mi Todo, ojalá algún día pueda decir como San Francisco estas palabras, no sólo por que sea capaz de pronunciarlas con mis labios, sino porque al hacerlo sienta que se han encarnado en mi vida…

No hay comentarios:

Publicar un comentario