miércoles, 8 de septiembre de 2010

Sólo hacemos lo que nos corresponde...

Siervo inútil, es una expresión que en sentido religioso, refiere a la humildad de quien sirve a Dios en la consciencia de su poquedad, y que descubre en los frutos de sus obras, la plena autoría divina. Un siervo inútil que nada más ha hecho lo que le corresponde, eso ha sido lo que muchos grandes hombres de fe han experimentado en sus vidas...


Hoy pensaba, en medio de la alegría de las cosas que salen bien y ante el riesgo de vanagloriarme de aquello “que hice”, que soy eso, un siervo inútil y sólo he hecho lo que tenía que hacer. Y quizás esta óptica parezca más la de alguien que no se reconoce su valor, pero no es así; hace días leía en un libro, refiriéndose a nuestra relación con lo Eterno, con Dios mismo, la manera como estamos en el mundo como olas, olas que avanzan hacia la orilla, que pueden ver como otras adelante ya van llegando y otras vienen detrás;


y entonces, mirando a las que se acercan a la orilla, ven como chocan contra la playa y desaparecen, y no tardamos en darnos cuenta que nos espera el mismo destino; así que de inmediato buscamos una explicación lógica y esperanzadora, pensamos que de seguro iremos a parar a otro océano y allí continuaremos nuestro ser olas, o que lejos de desaparecer volveremos al mismo océano como una nueva ola; pero no nos damos cuenta de que en realidad somos parte del océano, y que el océano sigue siendo el mismo aún cuando las olas parecen tornar a la nada; parecen, porque en realidad siempre han sido océano.


Y así es Dios, está en todo, en una creación continua, sosteniendo todas las cosas en el ser y habitándolas por dentro, siendo lo más profundo y lo más externo, siendo todo. Y entonces cuando muero a mí mismo, en realidad no muero, y cuando soy siervo inútil en realidad soy señor en aquel que es el Señor. Luego no se trata de una negación de mí, sino de un ocupar mi lugar en él; porque no hay nada que haga más daño que buscarse a sí mismo, dado que esto no corresponde con la verdad de mi ser; y esa verdad es que soy en Aquel que ES, y sólo en Él puedo ser realmente. Lo que significa que cuando Él es, yo soy, y mi alegría está en la participación de su ser, no en cuanto mi yo sea consubstancial a la divinidad, sino porque Él siendo totalmente otro, distinto de mí, ha querido libremente llamarme a ser uno con Él.

3 comentarios:

  1. Muchos andamos a la búsqueda de nosotros mismos para encontrarlo a Él en nuestro camino de vida.
    Te dejo un cordial saludo.

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  2. Definitivamente estás enamorado de lo q haces, de él y de la vida! me alegro muuucho x eso.
    besitos

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  3. Un uno que parece distante de nuestra humanidad y lo divino de ÉL,un ser uno que explica la mas profunda necesidad de hallarnos y encontrarnos en ÉL,hallarlo en la profundidad y lo extenso de su ser que se revela al hombre por su beneficencia y que solo este querer hallarlo ya nos hace participes de lo indescifrable de su ser y relacionarnos directamente con el creador y en medio de esto ser todo en El aunque misteriosamente siendo todo solo podremos contemplar visos de su inmenso amor para con el Hombre convirtiéndolo en el eternamente buscado.

    abrazos

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