miércoles, 3 de julio de 2024

In memoriam... Teo

 

Tenías 2 meses cuando llegaste a mi vida, es increíble como te convertiste en una buena compañía; vivíamos solos en aquel apartamento y desde pequeño tuviste una extraña fascinación por orinarte donde habían bolsas plásticas; un día tenía una sustentación final en la universidad, no soy de trajes formales pero tenía que usarlo, lo tomé del armario y me fui; estaba con el tiempo justo para cambiarme en el baño y entrar al salón, vaya sorpresa cuando empecé a sentir el fuerte olor de tus orines en mi ropa, no sabía que hacer, ahora me río, pero en su momento fue desesperante, le apliqué todo lo que pude: desodorante, colonia, nada combatía con ese terrible hedor… así tuve que ir a presentarme, antes de entrar mis compañera decían: “Que raro huele”, yo me puse rojo y no dije nada, sudaba… así fue la sustentación de ese día, todo salió bien pero fue uno de los momentos más embarazosos que recuerdo gracias a ti…



Un año duramos viviendo en aquel lugar, debía cambiarme de vivienda, a donde iba compartiría la casa con alguien más, no sabía si le gustaban los animales o no, si habría espacio suficiente, si podría tenerte allí conmigo… afortunadamente está Gloria que siempre ha amado mis mascotas tanto o más que yo, acordamos que te llevaría, sabía que estabas en buenas manos y que aparentemente era lo mejor, te alcé para despedirme, te abracé y me dispuse a ponerte en los brazos de Gloria que te llevaría con ella… y como si supieras que te iba a alejar de mí, te aferraste a mi saco y maullaste, como si dijeras no me quiero ir, no me abandones… lloré con ese gesto tuyo… no era capaz de dejarte, así que decidí que estarías unos días en aquel apartamento, iría a verte cada día y a revisar tu comida y arena, mientras veía como era el nuevo lugar y regresaba para llevarte… te quedaste conmigo… hoy celebro que te hayas aferrado a mí de esa manera…


En el tiempo que estuvimos juntos recibiste a dos pequeños gatos, primero a Dalí, eras como su papá, lo lamias, consentías, aguantabas sus juegos, tenías una manera particular de ser… y luego a Dohko, él acababa de dejar a su madre y extrañaba ser amamantado, a tal punto que le prestabas tus tetillas para que se durmiera succionando, aunque no saliera nada… ya las tenías rojas y no te importaba, también lo lamias y jugabas con él…

Todos te amaban, quien venia a casa reconocía tu ternura y nobleza, tenías esa magnífica capacidad de hacerte querer, llenabas de mimos al que fuera, parecías más un perro que un gato… ese eras tú, la nobleza y ternura echas una bola de pelos…

Fueron muchas las veces que dormiste a mi lado, acompañaste la vida y estuviste allí en los momentos de tristeza, mientras lloraba a solas estabas ahí… me mirabas con una ternura que no he visto en otros ojos, eras grande y aún te acostabas como cachorro en mis piernas… tenías esa costumbre de aferrarte, cuando te iba a bajar o me levantaba, te aferrabas como diciendo: “quédate”, eso me hacía sonreír… hace apenas algunos días pensaba que ningún animal me amaba tanto como tú… extraño verte… acostado en mi puerta, subido en mi cama, a la puerta de la cocina, en el patio, en mis mañanas…

Ayer te vi, por última vez, no abriste los ojos, estabas frío, aunque respirabas… estuvimos a solas un momento… puse una mano debajo de tu cabeza, quería que me olieras, que supieras que estaba ahí; te acaricié la cabeza como sabía que te gustaba y lloré de sentir que no había nada que pudiera hacer por ti, de pensar que te me ibas… ahora era yo quien me aferraba a ti, él que te decía quédate conmigo, tú no me necesitas a mi pero yo si… sin embargo no podía ser egoísta… te dije que te amaba, te di las gracias por ser el mejor gato del mundo, por llegar a mi vida, por haberme escogido para estar contigo… te dije que si te querías ir, estaba bien, que no quería verte sufrir, pero también te dije que si querías quedarte yo estaría feliz de volverte a tener de nuevo y que ahí iba a estar… lloré mucho como lo he hecho todos estos días, me importa una mierda si se ve estúpido, si hay quien piensa que porque no eres un ser humano tu muerte debería sentirse menos… a la mierda los que creen que no tienes alma y que no hay cielo para ti porque no eres humano, me niego a creer en un Dios que te pone como creatura de segunda clase, cuando muestras más humanidad que nosotros mismos…

Anoche me acosté temprano, siempre duermo de largo, no hay nada que me quite el sueño… sin embargo me desperté a la media noche, a los pocos minutos nos avisaron de tu muerte… quizás eras tú despidiéndote de mí… hasta siempre amigo… por favor, donde quiera que estés, encuéntrame de nuevo...

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