Me alegra encontrarla, nunca es seguro el verla, pero hemos
podido coincidir una vez más, aquí y ahora… he de decirle que me siento
cansado, cansado de sus absurdas utopías, de engañarme haciéndome creer que es
perfecta, ahora que la miro bien descubro que no, no es la fantasía que estúpidamente
anhelaba, es más, ya no sé si amarla o despreciarla, tan aturdido está mi corazón
que apenas late, hay noches en las que quisiera dormir para siempre y escapar
de sus brazos, no volverla a ver nunca, poner el punto final a este amarla y
desear ser feliz a su lado, para no verme más envuelto en llanto y en la fatal
melancolía que se roba el aire en suspiros que carcomen el escaso tiempo que me
da…
He de decir que a su lado no todo ha sido malo, estos años
me han llenado de alegrías y de personas que de no ser por usted jamás habría
conocido, he reído, he llorado, he soñado, he alcanzado, he atrapado y he
soltado, me he llenado de esperanza y de mortal escepticismo, he bailado y he
jugado, he perdido y he ganado, usted ha sido mía y yo suyo, la amo aún a pesar
de todo…
sin embargo jamás pedí ser traído a sus brazos, de la nada
me llevó usted hacia ellos, y en la nada me abandonará un día, conozco el
final, y a pesar de ello es imposible dejar de estar aquí, así, tan suyo y tan
ajeno…
Lo más difícil de esta relación ha sido el tratar de
comprenderla, usted me desborda, me encierra en el sinsentido de no entender
que objeto tiene que este allí; me cansa la fatal ausencia de certezas, preferiría
idilios más cortos pero llenos de eso que a esto le falta, la oportunidad de
aferrarme, de pisar firme no tan en el aire…
A su lado a veces llega la monotonía, esa fatal rutina en la
que usted acostumbra a transitar, no quisiera eso para mí, pero parece que es
imposible escapar… sufro al verla partir del lado de la gente que tenemos en
común, pero no le temo a que se vaya de mi lado, temo más la manera en que la
voy a perder, quisiera que se fuera en medio de un beso lleno de ternura, que
me abandone suavemente y preferiría cerrar allí los ojos y dejarla ir, así, sin
rencores ni deudas pendientes…
Desearía amarla en una mayor simpleza, preguntarme menos por
el sentido de sus pasos y de los míos, creer que vale la pena y que aunque
usted no sea eterna para mí, cada instante, cada fugaz presente, es posible ser
feliz a su lado… me pregunta que por qué no lo hago, quizás porque no soy esa
clase de persona, soy el tipo que se complica buscándole sentido, preguntando
porqués, deseando encontrar las respuestas siempre ausentes…
Tanto tiempo juntos y aún me pregunto quién es usted… ¿llegará
el día en el que me muestre su verdadero rostro? ¿comprenderé por fin que era
lo que pretendía con todos estos actos e intermedios de una obra a veces
incoherente, a veces aburrida, a veces emocionante, a veces frustrante, a veces
fascinante?… no me mire así, no me haga creer que vale la pena, no quiero que
se atreva a encenderme la esperanza, déjeme así, para que desandar los pasos
que me han traído hasta aquí, tantas otras veces lo ha logrado y a la larga
siempre vuelvo al mismo punto, incluso un poco más hondo de lo que fueron las
veces anteriores…
Al menos dígame algo, responda, no se quede callada, es tan
frustrante cuando no me habla o cuando quizás sordo no le escucho; no me
abandone en esta discusión, no me haga sentir que le hablo a las paredes, no lo
haga, por favor, dígame algo, lo que sea, al menos ríase de mi pero no se quede
impávida, por favor, se lo suplico…
El tiempo no se ha detenido y aun no dice nada, quizás sea
yo el idiota, idiota por esperar que me dejara comprenderla, idiota por
pretender que usted, la vida, se hiciera comprensible para mí.
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